Thursday, June 22, 2006

Otra vez es viernes

Según Carl Sagan, la figura en espiral de las galaxias se ve reflejada en el tiempo. El desarrollo de la humanidad en cuanto a su avance (al menos tecnológico porque por el resto seguimos siendo los mismos simios) respecto al tiempo dibuja esta figura. Es fácil notarlo en los años más recientes, o solo piensen en todo lo que no habia en 1900 y después en todo lo que no había en 1980 y que hoy si existe. Probablemente se hayan inventado más cosas en los últimos 20 años que en todo el resto de la historia.
Algunos dicen que el tiempo en realidad no existe, es una conceptualización humana, o como me lo parece a mí, una exageración de lo efímero. Pero, sujeto a estas abstracciones humanas, es inevitable sentir que en efecto el tiempo se acorta. A diferencia de hace algunos años, ahora todos parecen estar de acuerdo en que cada vez el tiempo es más y más corto, aunque la verdad no me he acercado a ningún niño (siendo que en la edad temprana el tiempo parece más largo) para preguntarle si a el también le parece que corre más despacio.
El tiempo lo medimos de muy diversas formas y siempre existe una paradoja entre lo que dura la misma cantidad de tiempo. Por ejemplo, aunque son aproximados, no parece durar lo mismo un helado que una erección. El desempleo parece alargarlo y los días de paga acortarlo, y me refiero al tiempo, no a la erección. Contraponer estos eventos a la frialdad del reloj es lo que realmente espanta, por lo tanto, regresaré a mi costumbre de no usar reloj, el grillete que me une a lo que los demás esperan de mí.
Antes ver que llegaba el viernes era tan emocionante, aunque muchas de las peores cosas que han pasado en mi vida han sido en viernes. Recuerdo muchos amaneceres de viernes, la luz parecía distinta, siempre los horizontes pintados de todos los colores, el aire fresco y el día enfrente con la promesa de que la firmeza de esos senos de 14 años suavizarían la pesada rutina escolar y al terminarla quedaba el tiempo que se quedo en tantos y tantos recuerdos, el jugar a ser más grande, el no pensar en el lunes, el descubrir que nadie era lo que aparentaba, el presentir que nadie se quedaría. En mis recuerdos parece como si hubiera sido un solo viernes, con diferentes personajes, con besos, borracheras y peleas, toda la efervecencia de una alma desencadenada que pensó que ese viernes duraría para siempre. Ahora los viernes solo son fragmentos de la nada, dígitos que marcan vueltas, la cuota para llegar al domingo. Que pinche aburrido. Parecen solo irse y no llegar.
Faltan 45 minutos para que vuelva otro, ya escribire sobre mi predilección por las bísperas.
Por cierto, yo nací un viernes.

1 Comments:

At 9:52 PM, Blogger moma said...

buen truco lo de no usar reloj. yo hago lo mismo, aunque cada vez funcione menos.

 

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