Wednesday, July 12, 2006

Esos dos...

- Pst pst... oye! Si, tu. No te hagas guey, venos. ¿Te parecemos lindos?

Así me estuvieron interrumpiendo una y otra vez esos dos senos durante toda la noche y mis ojos intentaban buscar refugio en una pared, en el piso o en mi cerveza pero no lograron evitar caer una, dos, cien veces sobre esos dos pecosos abultamientos que parecian querer brincar en cualquier momento de ese escote que parecía demasiado chico, frontera entre la espectativa y la revelación, horizonte al amanecer con dos soles.
La dueña era una mujer que me presentaron hace años pero justo ahora la concí, tan linda por dentro como por afuera. Extrañamente, ella mantenía una conversación con otras personas sobre los senos - Bolsas de grasa y glándulas - me pareció escuchar, como si quisieran meterse a la plática ellos mismos. Pensando en los de ella son mucho más que eso, las cúpulas de un templo dedicado al deseo.
Siempre he estado con mujeres de pechos grandes, algo que no busque pero agradezco profundamente. Esta predilección por ellos no se cuando se desarrollo, talvez sea genético, talvez cultural, pero es una de esas cosas que no pienso combatir por nada del mundo. Verlos, morderlos, chuparlos y besarlos es uno de mis pasatiempos favoritos.
Llegó el momento en que tenía que despedirme y ella dijo "No, no te vayas por favor..." al mismo tiempo que daba unos brinquitos. Yo no dije nada pero mi cabeza siguió el sube y baja de esos dos conspiradores semi-encubiertos, lo que ella interpreto como un "si". ¿Cómo se suponía que explicaría esa malinterpretación? Después de todo sirvio para verlos un par de horas más y un rato después sentirlos recargados contra mi pecho.

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