DIARIO DE UN ALMA DISLÉXICA

De entre las sombras de los recuerdos se aparece tu boca otra vez. Veo la imagen y no la entiendo, será porque te conocí bastante bien. No tocabas ningún instrumento y eras bastante desafinada, en tí lo musical era que tenías el nombre de una obra de ópera. A pesar de eso inspirabas canciones que al final sonaban a rencores. Veo la foto y surgen todas esas preguntas que no sé porque me interesan. ¿Tus piernas seguiran así?

Desapareciste una vez más, de nuevo rompiste otro corazón y al mismo tiempo habrás roto un poco más el tuyo, ¿cuantas veces seguriás haciendote eso? Me pregunto si terminarás haciendole el amor a un pedazo de metal sin tener idea de como sacarle una nota que toque tu alma. Cuantas canciones más se habrán torcido por tu recuerdo en todos estos años. No puedo juzgarte, en tu lugar yo habría hecho lo mismo, tu hubieras escrito la cancion y yo la habría roto, porque esa es la mecánica de las buenas canciones de amor: tienen que romperse para sonar mejor.