Thursday, May 18, 2006

Despues del dia 12,418

Hace un par de semanas encontre un dato y me parecio escuchar una risa saliendo del techo, o del suelo? Alguien en otra dimensión se cago de risa, eso seguro. Resulta que según la media nacional de expectativa de vida, el viernes pasado llegué a la mitad de mi existencia. Claro, puede ser más larga, no? Pero probablemente sea más corta. Digo, tomando en cuenta mis costumbres, la situación del mundo y demás atenuantes que te roban un día por aquí, otro por allá o que simplemente, así nomás te roban todos los que te quedan y ni con quien quejarse.

Según ese promedio, apenas tendría tiempo de recordar un día vivido por cada día que me queda. La buena noticia es que la memoría no guardó los días completos, ni siquiera todos y cada uno de esos días. La mala noticia es que los recuerdos que forman la vida siempre son inexactos, apenas algunos trazos incompletos y condensados, distorsionados por la memoría o por el subconciente que tienden a hacerse más y más borrosos hasta ¡plop! desaparecer.

Si la vida se plantea como una película entonces me encuentro en el intermedio, es decir, el punto en el que se encienden las luces del cine y notas que tienes la entrepierna cubierta de migajas de palomitas y las pelotas humedas ya sea porque no sirve el aire acondicionado, ya sea por el vaso de tu refresco gigante o ya sea por la fricción de quien te haya acompañado. Tambien te das cuenta de que te duele el culo y que tienes las piernas dormidas. Así es, te das cuenta que tu vida es un completo desmadre por lo que comes, por lo que bebes y por con quien cojes y además que te la has pasado sentado haciendote pendejo todo el tiempo. Lo peor es que solo quieres que las luces se apaguen y todo continue para poder largarte de una vez porque algún ojete te contó el final.

Así que este será mi intento de llevar una crónica de los otros 12,418 días que me quedan. Que así sea. Ya se apagan las luces... segundo parte.